Desde el cuidado del fuego, la madera y la piedra que mantiene el calor para que el mezcal tenga la calidad que nos caracteriza. Se cuida la piña con buenos cortes antes de pasar al horno de piedra, en donde tras un proceso de cocimiento de varios días se levanta la cruz que resguarda el proceso y se obtienen las piñas cocidas.
Las manos muelen la fibra para tomar un cuidadoso proceso de fermentación a lo que llaman molienda ancestral con mazo de madera, después de varios días de fermentación se espera obtener el mejor mezcal. Nuestros productores siempre colocan una cruz que resguarde el proceso en el que la naturaleza nos entrega una bebida que tiene el misticismo de la creación de la mano del hombre con el poder y esplendor de la naturaleza.